Carrito
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Nací con labio fisurado y paladar hendido, una condición que a menudo genera rechazo y dificultad en la sociedad. Sin embargo, he aprendido que solo nosotros tenemos el poder de desafiar y cambiar las percepciones equivocadas del mundo. Mi vida cambió radicalmente cuando comencé a compartir mi experiencia en diferentes escenarios, especialmente con niños y jóvenes vulnerables al acoso escolar. Este acto no solo me ha llenado de amor propio, sino que también enseña a otros a no hacer daño ni permitir que se lo hagan.
Mi historia comenzó con mi nacimiento, cuando mis padres enfrentaron el impacto de mi condición facial. Desde mis primeros días, atravesé numerosas cirugías y terapias para superar las dificultades asociadas a mi condición. En la escuela, el acoso escolar puso a prueba mi fortaleza, pero encontré refugio y respeto en el voleibol, donde mis habilidades deportivas me permitieron destacar y ganar autoestima. Con el tiempo, mi vida se transformó a través de mi participación en campañas contra el acoso y mi trabajo como Trabajadora Social, utilizando mi experiencia para apoyar y motivar a otros.
Hoy, con ocho cirugías y la esperanza de una intervención final, continúo compartiendo mi historia y promoviendo la importancia de las actividades extracurriculares para niños con diferencias faciales. Mi consejo a los padres es que alienten a sus hijos a explorar actividades que les apasionen, ya que estas pueden ser una poderosa herramienta para desarrollar el amor propio y la resistencia emocional. Sin el voleibol, no sé cómo hubiera enfrentado mis desafíos, pero sé que me ha enseñado a amar y respetar quien soy.
Mi historia comenzó con mi nacimiento, cuando mis padres enfrentaron el impacto de mi condición facial. Desde mis primeros días, atravesé numerosas cirugías y terapias para superar las dificultades asociadas a mi condición. En la escuela, el acoso escolar puso a prueba mi fortaleza, pero encontré refugio y respeto en el voleibol, donde mis habilidades deportivas me permitieron destacar y ganar autoestima. Con el tiempo, mi vida se transformó a través de mi participación en campañas contra el acoso y mi trabajo como Trabajadora Social, utilizando mi experiencia para apoyar y motivar a otros.
Hoy, con ocho cirugías y la esperanza de una intervención final, continúo compartiendo mi historia y promoviendo la importancia de las actividades extracurriculares para niños con diferencias faciales. Mi consejo a los padres es que alienten a sus hijos a explorar actividades que les apasionen, ya que estas pueden ser una poderosa herramienta para desarrollar el amor propio y la resistencia emocional. Sin el voleibol, no sé cómo hubiera enfrentado mis desafíos, pero sé que me ha enseñado a amar y respetar quien soy.