Renacer en la adversidad: la historia de Salomé y nuestra esperanza.

Mi historia puede inspirar a muchas personas porque refleja cómo el amor, la perseverancia y la esperanza pueden transformar situaciones difíciles en oportunidades para crecer. A pesar de los desafíos que enfrentamos con Salomé, mi esposo y yo decidimos no rendirnos. En lugar de permitir que el miedo y la incertidumbre nos dominaran, buscamos soluciones y creamos una comunidad de apoyo para familias en situaciones similares. Creo firmemente que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una manera de encontrar luz y seguir adelante.

La llegada de Salomé el 30 de julio de 2017 cambió mi vida para siempre. Durante su nacimiento, una ruptura accidental del cordón umbilical y una hipoglucemia llevaron a que pasara una semana en la unidad de cuidados intensivos. Aunque finalmente logramos llevarla a casa, pronto nos alertaron sobre un posible retraso en su desarrollo. Esto marcó el inicio de un largo camino de terapias y visitas a múltiples especialistas. Cada día era un desafío, y la carga emocional era abrumadora, pero el amor por mi hija me empujó a seguir adelante.

Un año después, Salomé fue diagnosticada con epilepsia, lo que resultó en numerosas hospitalizaciones debido a sus crisis. Comprendimos que detener estas crisis era esencial para su avance. Iniciamos una campaña en Instagram para recaudar fondos para un tratamiento que mejoraría su calidad de vida. A pesar de perder mi empleo y convertirme en cuidadora a tiempo completo, el deseo de darle a Salomé una vida mejor nos mantuvo en pie. Gracias al tratamiento, hoy lleva cuatro años sin crisis. Esta experiencia no solo nos enseñó a explorar todas las opciones posibles, incluso viajes a lugares lejanos como la India para tratamientos experimentales, sino que también nos inspiró a fundar una organización para apoyar a otras familias. Ahora, seguimos trabajando para brindar esperanza y recursos a quienes, como nosotros, luchan por el bienestar de sus hijos.

A las mujeres que enfrentan situaciones similares, les diría que nunca pierdan la esperanza. Rodéense de personas que las apoyen y entiendan por lo que están pasando. Cuidarse a sí mismas, tanto física como emocionalmente, es fundamental; solo estando fuertes podrán ayudar a sus hijos de la mejor manera posible. No teman pedir ayuda y busquen recursos en su comunidad; hay muchas organizaciones dispuestas a apoyar. Recuerden que cada pequeño paso hacia adelante es una victoria y que su resiliencia es su mayor fortaleza.